Hay miradas que besan todos los rincones del alma...

Hay miradas que besan todos los rincones del alma...

lunes, 24 de marzo de 2014

Y ahí estaba yo otra vez. ¿Cómo sería esta? ¿Llevará tacones? ¿Vestido o pantalón? Creo que prefiero pantalón. ¿Tendrá la misma mirada que me transmitía en las fotos? Bueno… no te pongas nervioso, deberías estar acostumbrado a esto, citas nuevas, chicas nuevas, ninguna la apropiada, todas fallan en algo. Está bien esto de conocer a mujeres, pero las primeras citas siempre son la misma rutina, ir a tomar algo, intentar sacar temas de conversación para no crear silencios incómodos, interesarse por sus gustos… un falso ritual. El fin: llevarlas a mi cama. No encuentro a la adecuada, ¿qué les pasa a las mujeres de hoy en día? Demasiada charlatanería superficial, demasiado preguntonas, aburrimiento en sus miradas, demasiado ansiosas por volver a verte… no hay término medio en ninguna de ellas, pero la cuestión era no estar solo. Espera… ¿es esa de ahí? Sí, es ella. Bien lleva pantalones, bonito escote, pelo suelto, y… esa mirada, es la misma que la de la fotografía.

-         Hola.
-         Hola, encantado de conocerte.
-         Igualmente- sonrió.
-         Vamos a sentarnos.

Dos cervezas frías encima de la mesa dejaban una huella de agua que solía limpiar con una servilleta, creo que estaba nerviosa, pero sin embargo no dejaba de mirarme a los ojos, sí, me gusta, parece interesante. Todavía no se había producido ningún silencio incómodo y la conversación iba rodada. ¿Mis pensamientos? Esta vez estaban más alejados de llevarla a mi cama, aunque sabía que acabaríamos allí.


Ha sido fascinante, parecía más tímida que las demás, pero no ha demostrado lo mismo cuando se ha quitado la camiseta. Está tumbada en mi cama, su respiración es tranquila, la miro y me pregunto ¿ahora qué? ¿Por qué no se va como las anteriores? ¿Qué más hace falta? En vista de que me quedo callado como un auténtico imbécil ella se levanta, me mira directamente a los ojos haciendo que algo me arda por dentro, se viste y se va, cerrando la puerta con un “hablamos”. Otra más. Otra que da un portazo. Me ha dejado aturdido. ¿Debería haberle dicho que se quedase? No. Esta tampoco era la adecuada, estoy seguro. Otra que ha fallado… no entenderé jamás cual es el problema. Pero si tan seguro estoy de que ella era una más, ¿por qué sigo pensando en su mirada? Esta vez sentí algo diferente, es como si hubiese perdido algo. 

Me di la vuelta y pensé en cuando quedaré con la siguiente.

lunes, 3 de marzo de 2014

Si por una vez fueses tú el valiente. Si por una vez fueses tú quien se olvidara de todo y diese la cara. Si por una vez fueses tú quien pusiera las cartas sobre la mesa y se preocupara por el ahora, y no por el mañana… Podría dejar de sentirme como una funambulista sobre una fría cuerda que se clava tan adentro, que ya no sé cómo arrancármela. Haces que lleve demasiado tiempo luchando por no caer y confiando en que todo puede pasar, viendo por momentos que la meta cada vez está más cerca. 

Sin embargo, cuando menos me lo espero, te encargas de zarandear la cuerda sobre la que camino haciéndome dar un traspiés con el que pienso que este es “el no deseado final”.