La vida solo hace que vivamos estampándonos una vez tras otra debido a sus bruscos giros. Gira. Estoy aquí a tu lado, todo parece ir bien, sí, creo que esta vez esto puede funcionar. Miradas cruzadas, sonrisas cómplices, creo que te vuelvo a recuperar, ¿vuelves a ser tú? Gira. No, otro golpe más no, te miro, pero no te encuentro, no veo más allá a través de tus ojos, quizá es que es imposible que estemos cerca, pero… Gira. Merece la pena que estemos en contacto, esto puede ser un sí. Gira. A la mierda, todo se acabó, ¿dejamos de hacernos daño?

...¿GIRA?

-      ¿Otra vez aquí?

-      ¿Te molesta?

-      No lo sé. Pero no entiendo porque has vuelto.

-      He venido en son de paz.

-      ¿Qué quieres?

-      Quiero que volvamos a ser amigos.

-      ¿Otra vez con lo mismo? Tú y yo nunca hemos sido amigos, mejor dicho… nunca hemos sido NADA.

-      ¿En serio crees eso?

-      Es lo que siempre me has demostrado.

-      ¿Quieres que me aleje de ti para siempre?

-      NO. Esta vez sé valiente y quédate para siempre.

Y caigo al vacío de nuevo. Esta vez siento que nada, ni nadie, me van a detener. Mis párpados no me dejan volver a ver la realidad; mis labios no son capaces de volver a nombrarte; mis manos notan el aire frío de la caída; mi estómago vuelve a recordar el revoltijo de palabras, acciones, reproches, sueños y mentiras. Y mi cabeza queda fuera de este nuevo golpe. No hay dolor.